jueves, 21 de abril de 2011

Un Viaje Borrascoso en el Recuerdo

Monet


(Día de la Marina 21 abril 2011)
Un Viaje Borrascoso
   en el Recuerdo.

Rima Marina

¡Mar colosal
que me acogió en su bruma!

¡Fuente de vida
que engendró al planeta!

¡Extraño la caricia
de tu espuma!

¡Fuente de inspiración
para el poeta!

¡Báñame ya
porque el calor me abruma!

Dzunum


Debió ser por la segunda mitad del año de 1953.


Después de un año de vagar sin rumbo llevando a cuestas mi adolescencia, llegué a la Tierra del Mayab, (Yucatán), tierra donde nací, pero en la que no recordaba ni recuerdo haber estado en aquel tiempo (a los dos años de haber llegado al mundo). Tener que emigrar de mi terruño, con sólo esos dos años de nacido. ¡Ese era mi destino!


Pero hablamos del mar, y yo crucé el Golfo de México de Puerto Progreso al Puerto de Veracruz. ¡Fue entonces mi primer encuentro con el mar, aunque no exista en mi recuerdo!


Cuando tuve conciencia, me contaron que hicimos ese viaje en el año de 1936 en el barco “Emancipación” encerrados en lo más recóndito de la nave debido a que fuimos contagiados de paperas, que es un mal infeccioso y epidémico.


Pero, relataba yo, que, siendo adolescente y estando de vuelta en la tierra de mis abuelos mayas, tuve que abandonarla por segunda vez en mi vida a los pocos días de haber llegado y contra mi voluntad. Alguien dispuso que debía irme después de alojarme algunos días en el calor de su hogar. Esa misma persona me llevó en motocicleta de Mérida al Puerto de Chicxulub, cercano a Puerto Progreso.


Chicxulub, pequeño puerto en el norte de la Península de Yucatán, es en la actualidad un sitio mundialmente famoso, debido a la gran difusión de una teoría que afirma que allí cayó, proveniente del espacio sideral, un gigantesco meteorito que marcó el fin de una era terrestre y ocasiónó la extinción de los dinosaurios.


La embarcación que me llevaría estaba a punto de zarpar cuando llegamos al rústico muelle de Chicxulub y, después de aceptar el capitán la modesta cuota que le dio mi tutor improvisado a cambio de aceptarme como pasajero en cubierta con destino a Veracruz, transcurrido un rato, partimos.


La embarcación, aun cuando era chica y con escasas comodidades, era muy solicitada y es que desplazaba mayor velocidad que otros barcos, como el “Emancipación” el “Ana Karenina” y el cañonero “Querétaro”, que cursaban la misma ruta.


Ese pequeño barco, que al caer la tarde, me invitó a recostarme cansado sobre una tabla en cubierta y una gruesa soga a modo de almohada, se llamaba “La Flecha”.


En mis averiguaciones con la tripulación supe que “La Flecha” era una “motonave” con motor de submarino, de ahí tal vez, su constante “chaca chaca chaca” que atormentaba los oídos a cambio de la potencia de sus máquinas que la hacía una nave veloz.


Arrobado con la belleza del mar en un punto donde se mezclan el Golfo de México y el Mar Caribe, dí las gracias a un miembro de la tripulación que amablemente, interrumpiendo mis ensueños, me tendió un plato de carne molida con una porción de pan del que en mi tierra llamamos francés. En aquellos tiempos tan difíciles para mí, un platillo así, me supo a gloria y, hasta hoy, no olvido su apetitoso aroma y su exquisito sabor.


Dormía profundamente en mi improvisado lecho cuando me despertaron los truenos y la lluvia que fue haciéndose más y más intensa hasta convertirse en tormenta.


El “chaca chaca chaca” no cesaba. La luz de los rayos me permitía ver momentáneamente el mar embravecido que zamarreaba “La Flecha” como fiera a su presa. El capitán mandó un mensaje a los pasajeros:


“Nos encontramos cerca de Cayos Arcas y hacia allá iremos para fondear y pasar la noche en espera de la mejoría del tiempo borrascoso”Al parecer retrocedimos una distancia considerable para buscar el refugioen los islotes.


Ya entrada la madrugada anclamos, y sin el fuerte oleaje de altamar, disminuyó el vaivén del barco. Los motores fueron silenciados restableciendo un poco mis oídos y permitiendome distinguir con mayor claridad el ruido de la lluvia, del viento y de las olas.


Pude encogerme bajo el techo que rodeaba la fila de minúsculos camarotes para no mojarme y me cobijé con una lona seca que por allí encontré.


Desperté al amanecer con las voces de tres tripulantes de “La Flecha” que en una pequeña lancha de remos se alejaban dirigiéndose a la playa de uno de los Cayos Arcas.

Los Cayos Arcas son tres pequeños islotes de arena y arrecifes que se localizan a 130 kilómetros al oeste de la costa del estado de Campeche. Susuperficie total es de 22.8 hectáreas. Son parte del municipio deChampotón, pequeño puerto del estado mencionado. El islote central de Cayos Arcas tiene un faro de navegación pero ninguno de los tres se encuentra hasta la fecha habitado.

El viento había amainado y la lluvia se había convertido en llovizna y vi, con la muy tenue luz del amanecer borrascoso, que venía de regreso la pequeña lancha que llevó al islote a los tripulantes de nuestra “motonave con motor de submarino”. Observé que verdeaba el interior de la barquilla y es que los marineros traían una buena dotación de “verdolaga” (hierba comestible) y un cesto repleto de huevos de pájaro
“bobo”. Previsores los marinos, se abastecieron de alimento por aquello de que fuese necesario permanecer en los Cayos por largo tiempo.


Algo me dieron de desayunar bajo la incesante lluvia y, pensativo me senté asimilándome al paso de las horas y entreteniéndome con los espectaculares saltos de los peces voladores.


El tiempo (lluvioso y frío) siguió su marcha y el barco continuó fondeado.


De repente, una mujer que salió de su pequeña cabina, levantando la voz para que la escuchara el capitán gritó: ¡Tengo urgencia de llegar a Veracruz! ¿Por qué no nos vamos? El capitán visiblemente molesto se contuvo y su silencio fue la respuesta a la impertinencia de la pasajera. A través de los vidrios de la cabina de mando pude verlo gesticular y seguramente murmuraba gruesas palabras. Los miembros de la tripulación que por ahí se encontraban guardaronsilencio respetuosamente.


Pasadas algunas horas después del incidente, de nueva cuenta la misma pasajera, ahora acompañada de otros dos, subieron a la cabina de mando con actitud prepotente y reclamaron al capitán de “La Flecha” el porqué no proseguían el viaje, si el viento y la lluvia (a juicio de ellos) no parecían ser una amenaza. Esta vez el capitán, furioso ya por la necedad de los intransigentes pasajeros, sin poder contenerse, les contestó de mala manera: “Así que insisten en llegar pronto a Veracruz, bien, ¡Vamos a zarpar!” “Ahora van a saber porqué debíamos de seguir
aquí fondeados mucho más tiempo” Dicho esto por el capitán de “La Flecha”, se escuchó un nutrido aplauso que vino de los camarotes de parte de la mayoría de los pasajeros que gritaron a una sola voz:

¡Ya nos vamos!


Levada el ancla y encendidos los motores nuestra motonave reanudó su tedioso “chaca chaca chaca” y si acaso el Torrero de los Cayos Arcas alcanzaba a observarnos, habrá visto cómo nos perdíamos tan pronto en la bruma.


Volvimos a andar por el camino desandado, rumbo al poniente, navegando en nuestro muy mexicano Golfo. Conforme transcurríeron las horas el oleaje fue aumentando su agresividad, y la lluvia y el viento, por consiguiente. Las olas abofeteaban a “La Flecha”. Las puertas de las pequeñas cabinas de pasajeros se abrieron y se aporreaban sin que nadie al parecer pudiera asegurarlas. El agua se metió a los camarotes y los zapatos de los pasajeros comenzaron a desfilar y a danzar en la cubierta para irse irremediablemente al mar. No sólo fueron zapatos y chanclas lo que pasaba frente a mí sino prendas de ropa y monedas que salían rodando a gran velocidad. Por mi parte yo disfrutaba verdaderamente el mar sujetado al barandal de la borda, y todo mi cuerpo se sumergía para después emerger y sumergirme, y volver a emerger, así hasta el cansancio.

Después del vaivén que parecía llegar a ras del agua los costados de la cabina del capitán , la proa se elevaba como si fuera a volar, impulsada por el motor a toda máquina, por el viento y por las encrespadas y bravas olas.


Los gritos, quejas y llantos escapaban de los pequeños camarotes y se confundían con el ruido de las olas, de los motores, de la lluvia y el viento huracanado. Bañado por las olas y la lluvia, sujeto a un poste observaba yo el desastre con la débil luz de unas lámparas que milagrosamente se mantenían encendidas. Los pasajeros se dejaban ver con cara de desesperación y pánico asidos a sus literas para no caer al suelo. De pronto el cocinero y un ayudante hicieron su aparición como fantasmas, y, trastabillando con platos de comida en ambas manos, entraron a ofrecérselos a los pasajeros que con sólo ver la carne molida (que, por cierto, repetía por enésima vez como menú), varios de ellos inundaron de vómito el estrecho recinto. El mareo ya causaba estragos entre los viajeros de “La Flecha” y yo me quedé pensando si el llevarle comida a los mareados pasajeros era parte de su castigo por la necedad de forzar al capitán a navegar con tiempo tempestuoso. Estuve casi seguro de que así fue porque el cocinero y su ayudante entre cambiaron una leve sonrisa y unas palabras en lengua maya, que no entendí.


Contra el mareo no había medicamentos:

1.-O no existían en aquel tiempo. (1953)

2.- O no los llevaban consigo la tripulación ni los viajeros.

3.- O no hay remedio para tan terrible malestar.

Tan terrible malestar, sí, al grado que ocasionó que saliera una pasajera de su cabina corriendo, enloquecida por la insoportable sensación, con toda la intención de lanzarse al mar por la borda, pero gracias a la intervención afortunada de un valiente tripulante de nuestra “motonave” se evitó lo que pudo ser un trágico suceso.


En cuanto a mí, hasta entonces, seguía ignorando lo que sentían mis mareados paisanos y no obstante que saltaba y corría por la cubierta, no sentía malestar alguno.


¡Usted, lector de esta breve anécdota! ¿Ha sufrido el mareo en altamar en plena tormenta?


Si los pasajeros hubieran sido sensatos cuando el capitán dispuso quedarnos en Cayos Arcas fondeados, hasta que el mal tiempo terminara, no estuvieran sufriendo la pesadilla del miedo, del peligro, de las inclemencias de la borrasca, y del mareo.


La noche (tercera del viaje) pareció eterna. Los lamentos y quejidos no dejaron de escucharse hasta muy entrada la madrugada. La tormenta, si no cesó, sí la fuimos dejando lentamente tras de nosotros. Al amanecer, ya sin lluvia y sin viento fuerte, “La Flecha” incesante, cortaba el mar añorando la costa para descansar sus máquinas. Algunos pasajeros salieron a cubierta luciendo rostros pálidos y demacrados tratando de encontrar sus zapatos en cubierta. La costa ya se divisaba a lo lejos y era hora de ir preparándose para llegar a tierra. El cocinero me obsequió un vaso de café con leche y un pan dulce y le expresé mi sincero agradecimiento. Fue la única persona que alguna ocasión me dirigió la palabra durante el viaje


Yo me sentía feliz. Ya tenía una aventura marina que relatar aunque nunca me imaginé que vendría a hacerlo casi sesenta años después, como lo estoy haciendo ahorita. Mi vida ha sido larga y me lo permitió.


Al llegar a tierra y pisar el muelle del hermoso Puerto de Veracruz, estuve a punto de caer de bruces. Mis pernas no me sostenían y mi cerebro se movía con el mismo vaivén de “La Flecha” en plena tormenta: de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, sin cesar. ¿Porqué me pasa esto? me pregunté, si ya bajé del barco. La terrible sensación del mareo me atacó entonces y supe lo que habían sentido los pasajeros intransigentes durante largas horas de navegación. Permanecí en el muelle muchas horas, sentándome, parándome y cuando ya me fue posible, me fui caminando hasta la estación del ferrocarril donde pude viajar de polizonte hasta la ciudad de México, D.F.


Pocos años después de mi pequeña aventura en el Golfo de México, me enteré por la prensa que “La Flecha” había naufragado muriendo toda o casi toda su tripulación, hecho que me conmovió de todo corazón.


Esta breve anécdota no tiene fantasías. Está relatada tal y como la viví o como se grabó en mi memoria.

(Dzunum)

Monet



viernes, 22 de enero de 2010

Malgre Tout

“Málgré Tout” 
   (A Pesar deTodo)     





                                          Cuando apenas era yo un adolescente, la vi por primera vez. Ella posaba desde aquel tiempo en el lado sur de la Alameda Central, que mira a la siempre atractiva Av. Juárez.


Fue entonces que admirado con la belleza de la escultura, empecé a soñar. Vi el título resaltado en el frente de la base de la escultura: “Málgré Tout”

A través de los años la visité muchas veces y, más todavía, cuando supe que la obra fue premiada en la Exposición Universal de París en 1900 y que su autor Jesús F. Contreras, incomparable escultor mexicano nacido un 21 de enero de 1866 en la tranquila ciudad capital de Aguascalientes, Ags., la había esculpido con una sola mano.


Cuando hace años, en uno de mis habituales paseos por la alameda, fui a visitar a la hermosa mujer de mármol blanco, encontré en su lugar una mala reproducción, lo que me ocasionó un gran disgusto. Imaginé enseguida que  Zedillo, que creo que  estaba de Presidente en esa época o algún otro político, se la había llevado para lucirla en su casa, lo que no tendría nada de raro ya que hasta la misma “Fuente del Salto del Agua”, donde se depositaba el agua del acueducto que corría por la actual Av. Chapultepec, también desapareció y en su lugar hay una reproducción.


En México, no es un hecho extraño que los políticos, sobre todo algunos ex Presidentes luzcan en su casa piezas arqueológicas, joyas, pinturas de famosos artistas o esculturas valiosas que se han robado del patrimonio cultural y artístico del pueblo de México.


Algunos se acordarán que el ex Presidente López Portillo se quedó con una barra prehispánica o colonial de oro puro, que se encontró en las excavaciones de la calle de San Cosme, durante la construcción del metro


En relación con la hermosa “Málgré Tout”, alguien me dijo que se encontraba a buen resguardo en el  Museo Nacional de Arte de la ciudad de México, lo que ya me dejó tranquilo al saber que podré volver a verla. Sin ella, ya no me agrada tanto pasearme por la Alameda Central.


Me acuerdo que junto a mi escultura de ensueño, había otra, del escultor mexicano Agustín Ocampo. Se llama “Desespoir” (Desesperación) y es un  desnudo de mujer esculpida también en mármol blanco. De élla, como de “Málgré Tout”, sólo encontré unas  reproducciones de quién sabe qué sintético material.


Otras de  las obras de Contreras fundidas en bronce, en cuyo sistema escultórico se especializaba nuestro artista, se encuentran entre las estatuas a lo largo del hermoso Paseo de la Reforma.


En Chihuahua, Chih., luce de nuestro autor, la estatua de Benito Juárez; en Saltillo, Coah., la del poeta Manuel Acuña y en Guadalajara, Jal., la del Gral. Ramón Corona, liberal, héroe de la guerra de tres años y quien recibió de manos de Maximiliano la espada en señal de rendición, en Querétaro.


A los doce años de edad Jesús F. Contreras ya era litógrafo en su natal Aguascalientes.


A los catorce fue enviado a realizar sus estudios a la Escuela Nacional de Bellas Artes en la capital de la República.


Miguel Noreña, escultor de la estatua del héroe Cuauhtémoc que se yergue en Paseo de la Reforma desde el 21 de agosto de 1887, conociendo el talento de Jesús F. Contreras, lo invitó a colaborar en la fundición de la obra escultórica del “joven abuelo” que precisamente el día que escribo este hermoso pasaje de la historia cultural de México, fue reinstalada en el sitio donde originalmente se estableció, por disposición del Jefe de Gobierno del Distrito Federal Andrés M. López Obrador.


El  Gral. Porfirio Díaz, entonces Presidente de la República, como reconocimiento al talento de Contreras, le concedió una beca a París, Francia en 1887 cuando Jesús contaba con veintiuno años de edad.


En París, estudió las nuevas técnicas escultóricas de aquella época e hizo amistad, entre otros artistas, con el creador de la famosa estatua de “La Libertad” que luce hasta la fecha en Nueva York, EUA, el escultor francés Frédéric-Auguste Bartholdi.


Regresó a la Patria en 1890, y en 1891 contrajo matrimonio con Carmen Elizondo Sagrado, originaria también de Aguascalientes, ciudad histórica, tranquila y acogedora a la cual alguien llamó “La Puerta del Bajío” y en la que “veinte años después” (como escribiera Alejandro Dumás) se celebró la histórica convención entre los caudillos de la Revolución Mexicana, que desconoció al gobierno de Don Venustiano Carranza.


En 1893, Jesús formó en la ciudad de México la Fundación Artística Mexicana en la actual calle de Lucerna y pronto surgieron de allí importantes obras escultóricas. El lugar se convirtió en centro de reunión de intelectuales y artistas de la época, poetas y pintores y hasta políticos y jurisconsultos destacados.


Cuando más arduamente trabajaba y la fama le sonreía, apareció en el brazo derecho de Contreras una tumoración cancerosa. Era necesario, al decir de los múltiples médicos que lo examinaron, desarticular el brazo desde el hombro para evitar el avance de ese azote que a la fecha sigue flagelando a la humanidad.


Resignado, Jesús se sometió a la operación y lejos de sentirse abatido y derrotado, se propuso mostrar al mundo su talento y creó, con solo la mano izquierda, esta hermosa obra que durante la mayor parte de mi vida ha sido y sigue siendo uno de mis grandes amores platónicos.


 Esta mujer exquisita, de proporciones que la misma Venus envidiaría, luce en hermoso mármol blanco boca abajo con una pierna flexionada y las manos atadas a la espalda, dejando ver las más perfectas formas y ondulaciones imaginables, y, un rostro de virgen cuyos ojos parecen implorar, mientras el pelo cae como abundante cascada de máxima pureza.


Esta maravillosa obra “Málgré Tout” fue premiada en la Exposición Universal de París en 1900, Medalla de Oro y por si fuera poco, mereció una calurosa felicitación nada menos que de Augusto Rodin, uno de los más grandes escultores que ha dado la humanidad. (Ustedes se acuerdan de “El Beso” ¿verdad?)


El mal incurable avanzaba y Jesús dejó de existir con sólo 36 años de edad, un 13 de julio de 1902. No sé qué opinen los que lean esta breve crónica pero a mí me parece una de las vidas más bellas y ejemplificantes en la historia del arte en México.


Esa modelo que posó para Jesús, debe haberla recordado hasta el último instante de su vida.

                                                           

Paralelamente, como escribiría el gran biógrafo y ensayista griego Plutarco  46-125), la vida de otro genio del arte, pero musical, coincide algunos años con la de Jesús F. Contreras.


Manuel María Ponce, nace en Fresnillo, Zacatecas, dieciséis años después de nuestro  insigne escultor. 


Realiza sus estudios musicales en la capital del país y posteriormente en el Conservatorio de Stern, Alemania. En Italia estudia composición.


De regreso a México: compone, dirige, enseña y escribe críticas musicales.


Ocupa la cátedra de piano en el Conservatorio Nacional de Música y en 1918 se hace cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional. 


Cursa en París estudios con el afamado compositor francés Paul Dukas, (autor del scherzo sinfónico “El Aprendiz de Brujo”), en 1920.


Ponce abandona el estilo musical de la época (de salón) y empieza a expresarse con el lenguaje impresionista que caracteriza su obra, tanto pianística como orquestal y guitarrística.


Este extraordinario músico clásico nacionalista e impresionista, prolífico y también diría yo, versátil, conocedor del arte en todas sus manifestaciones, profundamente conmovido por la obra escultórica de Jesús F. Contreras, especialmente por “Málgré Tout” esculpida con una sola mano y premiada en la ciudad más culta de la tierra, desfoga su admiración y sentimientos en la preciosa e inspirada pieza para piano que titula “Málgré Tout”, “compuesta sólo para mano izquierda” y, naturalmente, en homenaje a nuestro querido escultor hidrocálido a quien por la gran admiración que me despierta, dedico estas letras, que brotan del corazón, mientras me deleito con los hermosos arpegios de esa singular pieza para piano del Maestro Ponce, que ningún mexicano debía dejar de escuchar alguna vez , para que pudieran comprender la profunda relación y la exquisita conjunción de dos genios del arte, como desde luego ningún mexicano debía dejar de admirar a la hermosa escultura “Málgré Tout” que despertó mi inspiración para este sencillo texto en homenaje a estos dos grandes artistas, orgullosamente mexicanos.


                                                                            Dzunum                                           

                                     
      Jesús F. Contreras                           Manuel M. Ponce
                                    



Partitura para Piano




Escúchala:
                        




                                                                           Dzunum.
                                                                            2004

viernes, 23 de marzo de 2007

Wolfgang Amadeus Mozart




Wolfgang Amadeus Mozart
        1756-1791

Genio musical austriaco, nace en Salzburgo un veintisiete de enero y muere en Viena un cinco de diciembre.

Hace unos años, este amigo y servidor de ustedes (Dzunum), escuchando conversar a uno de los más grandes pianistas de la actualidad, el Maestro Jörg Demus, también austriaco, con quien mi esposa tomaba un curso pianístico, le oímos el siguiente comentario: "Amigos", dijo dirigiéndose a sus alumnos, "Mozart no obstante su gigantesco repertorio, no tiene una sola pieza fea y agregó: ¿Alguien ha escuchado alguna pieza fea de Mozart?

Estoy seguro que también quiso dar a entender aburrida o densa o cansada o estridente, pero no le ayudó su limitado conocimiento (en aquélla ocasión) del idioma español. A decir verdad, juzgo yo, no necesitaba decir nada más el Maestro Demus.

Toda la música de Mozart es bellísima hasta lo sublime y, por tanto, accesible hasta para los oídos de las mismísimas bestias (no me refiero a los que gustan del...y del... y.... ¡bueno, ustedes ya saben!)

Mejor les dejo el saco (en su gancho) ¡A ver quién se lo pone!

Operas, sinfonías, conciertos, (para piano, violín, fagot, trompa, viola, cello, etc., etc.) piezas para piano y diversos instrumentos, sonatas, divertimentos, música coral (misas, letanías, oratorios, cantatas) y, ¡claro!, el maravilloso réquiem con el que lo enterraron.

A la edad de seis años ya con avanzados conocimientos de piano y de violín, el niño Mozart compuso cinco pequeñas piezas para piano que se interpretan en la actualidad.

¡Qué le parece si se prepara un café y escucha!, "La Flauta Mágica" o el maravilloso Réquiem.

Dzunum

jueves, 19 de mayo de 2005

Grato Recuerdo


FRANCISCO HUERTA
Periodista y Locutor
      (2005)

A propósito de la muerte del brillante periodista y locutor, creador del periodismo civil, Francisco Huerta, acaecida hace solamente dos semanas, recordé unos momentos muy gratos que compartí con él por allá por el año de 1976-1977 en mi muy querida ciudad de Orizaba, Ver. Y digo “mi” porqué la siento mía, porque aprendí a quererla, tanto, que nunca voy a olvidarla.

Por aquellos días, un añorado amigo de por allá, José Luis Reneaum, en aquel entonces Gerente de las dos principales radiodifusoras de la ciudad: XETQ y XEOV,(llamado “El Ruiseñor de Maltrata por su estupenda y radiofónica voz), avocándose un problema público de la población con el Ayuntamiento, relativo al servicio de limpia, solicitó el auxilio de Francisco Huerta a la estación ABC de la ciudad de México, quien con su gran entusiasmo para ayudar en las demandas justas, se trasladó a la ciudad de Orizaba y sólo en tres o cuatro días de maratón radiofónico, logró colectar la suma necesaria para la adquisición de un flamante camión recogedor de basura, poniéndose en esa forma en evidencia la ineptitud de la Comuna y obligando al gobierno municipal a conducirse responsablemente.

En plena celebración de lo acontecido, reunidos con Paco Huerta, su colega José Luis lo invitó a efectuar un programa de festejo que se transmitió mediante un control remoto y en el que con “gran pompa” fue estrenada la canción titulada “Orizaba de mis Sueños” con letra y música de un servidor (Dzunum).

Esta canción, un bambuco yucateco, fue estrenada en esa ocasión en la voz de un bohemio intérprete, invidente, muy apreciado en la localidad, de nombre Cristóbal y durante una época se le consideró como un himno a Orizaba, siendo bellamente interpretada por el Trío Azul (local). Previamente al estreno, Paco Huerta me entrevistó ante los micrófonos de ABC Radio, pero mi timidez no me permitió explayarme como hubiera querido, aunque ya lo había hecho en la canción, en la que puse toda mi inspiración de poeta y trovador yucateco.

En fin, el recuerdo quedó y hoy que Don Paco Huerta se fue de este mundo, revivió (el recuerdo) para poder plasmarlo en esta breve anécdota.

Dzunum.
"Orizaba de mis Suenos"
       (Bambuco)

Pedazo de Veracruz
escondido entre montañas,
a veces te baña el sol,
a veces no te ves nada
porque una inmensa neblina
te mantiene cobijada.

¡Paisaje que me fascina!
¡Mi romántica Orizaba!

Cuando estoy lejos de ti
tu recuerdo siempre torna:
tu Plaza de la Concordia
donde tantas veces fui
y tu calle de Madero
donde tantas flores vi.

Te recuerdo de mañana,
cuando tu cielo está limpio
tras una verde montaña
tu volcán asoma el pico
y entre las tejas mojadas,
con destellos de coral,
lucen tus puentes y torres
su belleza colonial.

Orizaba de mis sueños,
te he entregado mi canción,
el corazón te lo entrego
con la sola condición
que me guardes un lugar
en tu “Cerro del Borrego”

Orizaba, te lo entrego
con la sola condición
que me guardes un lugar
en tu “Cerro del Borrego”

        Dzunum



domingo, 24 de abril de 2005

Añoranza de la Baja California



                                                              Cervecería de Mexicali

Añoranza de Baja California,
Digna Región de México
                  (Anécdota)
                   julio 2005


Repasando recuerdos, vinieron a la mente los pormenores de una excursión breve que como despedida de la Baja California hice --acompañado de un entrañable amigo-- a partir del Cerro del Centinela de la ciudad capital de Mexicali.

Francamente un calor de 48 grados centígrados no es fácilmente soportable y menos subiendo cerros. Sin embargo la curiosidad nos dio fortaleza y escalamos como último esfuerzo los cinco metros casi en línea vertical del pequeño cantil, hasta alcanzar la entrada de una pequeña cueva en la que, buscando tesoros, solamente encontramos el cadáver de un coyote momificado. Como pudimos, bajamos a suelo firme y a punto de desfallecer por el intenso calor, apenas logramos entrar a la vieja camioneta y accionar el aire acondicionado que nos volvió a la vida.

Se cuenta en Mexicali que algunos revolucionarios de la División del Norte, enterraron en ese cerro una buena suma en oro acuñado y los que por ahí llegan a pasar, no se van sin antes dar una explorada al paraje. Naturalmente Francisco y yo no podíamos ser la excepción.

Prosiguiendo nuestro camino, nos enfilamos rumbo a la tranquila y risueña población de Tecate, que visitamos sólo por un rato para dirigirnos, ahora, hacia la súper internacional, aventurera y muy querida ciudad de Tijuana. Esta gran puerta de México hacia la enorme nación del norte, la cuestiona negativamente gran parte de mexicanos que se dejan llevar por lo que oyen y, ni siquiera han estado allá.

Tijuana es acogedora. La hospitalidad y desparpajo de su gente nos hace sentir en casa. Esta gran ciudad, que ya sobrepasaba en los tiempos de que estoy hablando, el millón de habitantes sin contar la población flotante, está enclavada exactamente en la línea fronteriza con EE.UU. sobre la costa noroeste de la península de la Baja California, constituyendo uno de los municipios del que fuera en otro tiempo llamado el “Estado 29” que en 1953 dejó de ser territorio federal, estrenándose en la gubernatura del Estado Libre y Soberano de Baja California Norte, el Lic. Braulio Maldonado Sández.

En estas tierras sí que se sabe de nacionalismo y estos mexicanos lo ostentan dignamente contra lo que se cree en el centro de nuestra República, donde se piensa que nuestros paisanos de la frontera viven con las costumbres gringas. No, ellos son precisamente un valladar gracias al cual no nos hemos convertido en algo así como portorriqueños (o puertorriqueños), como quisieran los mal nacidos que tanto daño hacen a México.

En aquellos días me tocó ser testigo de un incidente que puso en evidencia, precisamente, el patriotismo de los bajacalifornianos.

Era el mes de septiembre en que se generaliza la costumbre de colocar una bandera mexicana en la antena u otro lugar del automóvil. Este paisano estaba, como lo hacía a diario, por cruzar el puente internacional de Mexicali a la población de Caléxico, Cal., cuando un agente de migración o aduanas gringo, arrancó violentamente la pequeña bandera mexicana y la tiró al suelo en un arranque de odio racial que sólo un enfermo mental puede manifestar de tal manera. El paisano se bajó casi volando del vehículo y de un certero puñetazo derribó al autor de la ofensa. En unos cuantos segundos fue rodeado el sitio por quienes nos percatamos del incidente e indignados y dispuestos a todo en contra de las autoridades gringas, les reclamamos con gritos y actitud violenta pero, con mucho tino, el oficial en jefe, increpó al imbécil empleado en presencia de todos y lo obligó a levantar la bandera, colocarla nuevamente y pedir perdón a los ofendidos, (que éramos todos).

Esos cachanillas, ¡Bravo por ellos!
                                                                    -------------

Profundamente ensimismado en mis pensamientos, sin darme casi cuenta, llegamos a la hermosa Ensenada, extremo de nuestra pequeña gira iniciada en Mexicali. Esta ciudad y puerto, sobre la misma costa y al sur de Tijuana, nos deparaba el disfrute de un baño de mar, frío, puesto que frías están siempre esas aguas, en compañía de las toninas que frecuentemente juegan en la orilla de la playa.

“No hay plazo que no se cumpla” dice el refrán, y llegaba el momento de dejar la Baja California y mi feliz estancia radicado en la ciudad de Mexicali durante seis meses. Estos últimos momentos los estaba viviendo a plenitud. Me estaba despidiendo de estas tierras.

Lejos, muy lejos, me esperaban y requerían mis obligaciones habituales, que nada tenían que ver con el sentimiento del adiós. Los grandes afectos que gané, se agolpaban en mi pecho, mortificándome el pensar que en breve, ya no estaría.

De regreso a Mexicali, pasamos por la casa de la calle “F”, donde imaginé ver a mi esposa y mis dos pequeños hijos en la terraza, como los veía a diario al llegar de mi trabajo. Pasamos por los sitios, para mí familiares, de esta hospitalaria tierra. Añoré también Caléxico y El Centro en California (USA), pero esos inolvidables amigos que hicieron feliz mi estancia. ¡Que triste iba a ser no volver a verlos! La nostalgia ya me había invadido antes de la partida: los buenos ratos, las tertulias, el afecto, el cariño, el vacío de la futura ausencia, los ojos empañados y el adiós. Pasé a dejar a Francisco a su casa y después de un abrazo fraternal de despedida, partí con destino al otro extremo de la República Mexicana, a la tierra de mis abuelos mayas, que ya me esperaba con los brazos abiertos.

Transcurridos más de treinta años a partir de aquellos días, las imágenes de entonces siguen refrescando mis pensamientos.

¿Por qué debe quedarse atrás el tiempo, sin nosotros? El tiempo se detiene, pero nosotros, seguimos errantes por las llanuras del recuerdo.

Dzunum

Cachanilla: flor del desierto
y sobrenombre afectivo de
los mexicalenses.

jueves, 16 de septiembre de 2004

Dzunum y el Himno Nacional

     Fco. González Bocanegra                      Jaime Nunó

Himno Nacional Mexicano
       CL Aniversario
                         2004

El poeta potosino Francisco González Bocanegra, (1824-1861) y el catalán Jaime Nunó, (1824-1908), autores de la letra y música del Himno Nacional Mexicano, respectivamente, nos regalaron de la fuente de su inspiración este bellísimo símbolo patrio que nos ennoblece y enorgullece a los mexicanos.

Su estreno, nos dice la historia, se llevó a cabo el 16 de septiembre de 1854 en un teatro de la ciudad de México, bajo la batuta de Jaime Nunó a cargo de una banda militar y con las voces de la soprano Balbina Steffenone y el tenor Lorenzo Salvi.

Este 16 de septiembre se cumplirán 150 años de ese gran evento a partir del cual se instituyó el Himno Nacional Mexicano como emblema nacional al par de la bandera y su escudo.

El actual Secretario de Gobernación en persona, está promoviendo el homenaje a nuestro Himno, para lograr que a la hora y fecha previamente establecida, sea cantado por todo el pueblo mexicano. Enhorabuena Sr.Creel, que buena falta hace recordar el nacionalismo de los mexicanos, que nunca debe perderse.

Bueno, yo, Dzunum, modestamente no me quedo atrás para rendir justo homenaje a tan bello emblema. Se cumplirán cincuenta años de haber recibido de manos del Secretario de Educación Pública en aquel entonces, Lic. José Angel Ceniceros, nada menos que una honrosa mención honorífica que mereció mi trabajo literario denominado “El Himno Nacional y el Destino de México”, entregada en el Palacio de las Bellas Artes en un hermoso y solemne festival del que se darán una idea si el administrador nos hace el favor de publicar el programa en detalle, así como otros documentos que acreditan lo que les estoy relatando, y que han sido enviados adjunto a este breve artículo.

En verdad me agrada contar estos detalles a mis paisanos y amigos. Además creo que no puede ser más oportuno el momento en que celebramos ciento cincuenta años de nuestro Himno ¿No les parece?
Cincuenta años hace que le rendí homenaje a nuestro emblema en quince o veinte cuartillas que se requería y en cuyo contenido puse el corazón, como lo sigo poniendo en todo lo que escribo.

Adolescente aún, cuando cursaba mi secundaria, me inscribí a la convocatoria de la SEP a través de un diario periodístico que desapareció hace dos o tres años, propiedad del gobierno federal de nombre El Nacional y me puse a trabajar, como lo estoy haciendo ahora. El resultado fue esa presea que me llena de satisfacción.

Por más que busqué, no pude encontrar sino algunos párrafos en hojas borradores: “Poema sagrado, clave del patriotismo. Sean dichosos en los cielos los dignos poetas que te dejaron escapar de su corazón para perfumar los rizos de la Suave Patria, cantada por López Velarde”……”Canto épico pleno de belleza, eje del sentimiento nacionalista y patriótico de los mexicanos”

Bueno, son dos muy pequeños párrafos de lo poco rescatado, que denotan la fogosidad e idealismo de la adolescencia, pero sí me acuerdo que, después de las loas, hice una descripción metafórica de todos los versos del Himno Nacional, todos, incluyendo aquellos que, no sé si para bien o para mal, han suprimido las autoridades federales.

Cincuenta años después, me pondré de pie en la fecha y hora convenida y entonaré con emoción, mi hermoso himno.

Dzunum.

domingo, 23 de mayo de 2004

Quién es un Líder

Jaramillo

   Quién es un Líder
        (Anécdota Histórica)
                 2004

A propósito de los artefactos explosivos detonados en tres oficinas bancarias (y otra más, fallida), en la población de Jiutepec, Mor. en las primeras horas del domingo 23 de los corrientes y haciendo un lado todos los cuestionamientos que pueden surgir sobre los hechos y sus motivos, que pueden ser muchos, (como la desigualdad social, la banca en manos de gansters o la impunidad del gobernador de la entidad dedicado al narcotráfico), al enterarme de que los panfletos dejados por los dinamiteros se referían a un aniversario más del artero asesinato del líder zapatista Rubén Jaramillo junto con su esposa e hijos, nuevamente renació mi indignación y me puse a remembrar con amargura y también con nostalgia.

Tengo algunos recuerdos del día 27 de mayo de 1962.


Me encontraba en la, desde entonces tranquila ciudad de San Luís Potosí, capital del Estado del mismo nombre. Estaba allí para la práctica de un ajuste de seguros con motivo de un conato de incendió que sufrió una pequeña fábrica de aceites, precisamente llamada Fábrica de Aceites San Luís.


Había pasado la noche en un hotelito colonial que rebosaba pulcritud y me sentía alegre y optimista en una mañana espléndida, en plena juventud y después de un sueño plácido en una cama de latón bien abrillantado y unas deliciosas sábanas seguramente parecidas a las sábanas de holanda de las que habla Federico García Lorca.


En un rincón -también recuerdo- sobre un armazón metálico, había una palangana o jofaina, de blanco peltre (allá le llaman lebrillo) y una gran jarra de agua (de aquella agua deliciosa que existía en el Bajío en aquellos tiempos). Las toallas en el toallero, de impecable blancura.


Lo dejé todo como estaba. Preferí salir, de acuerdo a mi costumbre, a darme un buen regaderazo aunque el baño se encontraba fuera de la habitación.


Saboreaba mi café negro en el restaurante del hotel y disfrutaba el tabaco de mi cigarro, alojando el humo en unos pulmones vigorosos y aún limpios. Además con la atmósfera de esos años, el aroma del cigarrillo era un deleite.


Abrí un periódico local, que alguien me alcanzó y vi con estupor e indignación el titular de la primera plana que decía: ¡Rubén Jaramillo asesinado!


Al enterarme en detalle de la noticia, mi malestar empeoró: Decía la crónica de la noticia, que fue masacrado por elementos del ejército mexicano (¡qué vergüenza!), en compañía de sus dos hijos, su esposa y su nuera embarazada. Fueron pasados a bayoneta calada. Desde entonces tengo aversión por los militares.


Rubén Jaramillo: luchador social, nacido en 1900 en Tlaquiltenango, Mor. A la edad de 14 años se unió al ejército zapatista donde luchó hasta la muerte del Caudillo del Sur.


Se le debe la creación (con el apoyo del Presidente Lázaro Cárdenas del Río, del Banco Ejidal y del Ingenio Azucarero de Zacatepec, que llegó a ser el más grande de América o parece ser que del mundo.


Fue Co-fundador de la Unión Nacional de Productores de Caña y aunque luchaba pacíficamente por el reparto de tierras, continuando la labor de Emiliano, tuvo que tomar de nuevo las armas contra los enemigos, caciques y funcionarios, corruptos, como siguen siendo en la actualidad, con el apoyo del Partido Comunista Mexicano. Obligado por las circunstancias mantuvo una resistencia armada en las montañas de Morelos.


Durante el gobierno del Gral. Manuel Avila Camacho fue amnistiado y se le permitió conservar sus armas, dedicándose a la vida normal de nueva cuenta.


En 1945 fundó el Partido Obrero Agrario Morelense y en dos ocasiones: 1945 y 1952 luchó por la gobernatura de Morelos, sin haberlo conseguido.


Organizó a los campesinos para trabajar las tierras ociosas de Morelos y finalmente en 1958 el entonces Presidente de la República, Adolfo López Mateos, le brindó garantías para que dejara definitivamente las armas, pero transcurridos cuatro años, Rubén Jaramillo fue masacrado por elementos militares y policía judicial de Morelos.


Una semana antes (del asesinato) López Mateos se hizo fotografiar en un abrazo aparentemente fraterno con Rubén Jaramillo. Esta fotografía la publicó en su portada la revista Política que dirigía el también luchador social Manuel Marcué Pardiñas.


Sí señores, el gobierno del Lic. Adolfo López Mateos ordenó el vil y más despiadado asesinato de la historia de México, en la persona de este Líder Agrario y su familia. Así se las han gastado los Presidentes de México (con muy escasas y honrosas excepciones).


A través de los años han surgido algunos rumores de lo que podría ser verdad.


Se dijo que el “aneurisma” que causó la muerte de López Mateos no fue tal, sino un balazo en el cuello. Asimismo que los campesinos de Morelos fueron borrando del mapa uno a uno a los que intervinieron directamente en la ejecución de Jaramillo y su familia: soldados y judiciales.


A lo largo de la República Mexicana cientos de calles y avenidas, así como escuelas y nosocomios, llevan el nombre de López Mateos. Así es este México que hace honor a quien menos lo merece.


El nombre de Rubén Jaramillo, que yo recuerde, no, ninguna calle. Tal vez en Morelos, algún ejido o callejón de pueblo lo lleve.


Pero uno de mis hijos sí lo lleva orgullosamente y también lleva el nombre de Rubén la letra de un corrido que yo compuse y que comienza: “Ya muchos te han olvidado. Aunque tu muerte sintieron. Pero habemos muchos otros. Que guardamos tu recuerdo. Quisiera que me escucharas. Jaramillo desde el cielo”


Dejé a medias el desayuno en San Luís Potosí y me tragué la amargura que sigo tragando cuarenta años después, al ver a mi Patria secuestrada de por vida por mafiosos.


Dzunum


El abrazo... y a la semana: la ejecución


   RUBEN JARAMILLO
            (Corrido)
     L y M de Dzunum

Ya muchos te han olvidado
aunque tu muerte sintieron
pero habemos muchos otros
que guardamos tu recuerdo
Quisiera que me escucharas
Jaramillo desde el cielo.
Nunca dejaste la lucha
que te heredara Zapata
“La tierra, dijo Emiliano,
es para el que la trabaja”
“Tierra y Libertad” exige
el famoso “Plan de Ayala”
Labraba la tierra ociosa
robada por los caciques
era labor espinosa
como rama de mezquite
Pero un luchador social
sin riesgo, no tiene chiste.
Lázaro apoyó a Rubén
Manuel le dejó sus armas
para que de los caciques
se pudiera defender

Alemán y Ruiz Cortines
nada quisieron con él.

Rubén continuó la lucha
por la justicia en Morelos
por eso buscó la ayuda
de Adolfo López Mateos,
el que lo mandó matar
pero lo abrazó primero.

Adolfo López Mateos,
¿Por qué lo mandó matar?
con sus hijos y su nieto
que apenas iba a brotar?

Le hicieron su Chinameca
Allá en su tierra natal.
Las nuevas generaciones
no te deben ignorar
por eso en este corrido
tu historia vengo a cantar

Aquel veintitrés de mayo
maldita fecha será.
Muy cerca de Xochicalco
te llevaron a matar
chacales de dos gobiernos:
estatal y federal
El que acabó con tus sueños
también acabó muy mal.

Dzunum